jueves, 31 de enero de 2013

Cocinando en familia


A mi abuelo le encantan las gachas (aquí en mi casa “poleá”, no preguntéis por qué). Yo ni idea de cómo hacerlas, algunas veces de pequeña vi a mi abuela como las hacía (me encantaba verla cocinar) pero al contrario de otras comidas que sí aprendí, la verdad es que esta no (tal vez porque a mí no me gustan nada). El caso es que a mi madre también le gustan, y esta tarde nos hemos metido los tres en la cocina (mi abuelo, mi madre y yo entre sartenes, vaya peligro).

Reconoceré que he disfrutado el momento, los dos contradiciéndose con el momento de echar los ingredientes y dándome órdenes contradictorias a la vez, realmente nos hemos reído mucho y aunque hubo un momento de tensión (mi abuelo gritando un YA ensordecedor mientras yo echaba agua a la sartén lo que hizo que casi volcara la jarra entera del susto y cuando pregunté si me había pasado me dijo que en verdad no, que me había quedado incluso corta, “pa que veáis”) todo salió más o menos decente.

Pues eso, que son estas pequeñas cosas las que hay que disfrutar, tres generaciones en una cocina, en una tarde primaveral de enero, riendo y disfrutando de un momento de regresión al pasado. Nada mejor.

Abuela ni te imaginas lo que te echamos de menos.

Es una foto tomada de internet, la nuestra no tenía tan buena pinta aunque a los comensales les ha encantado


jueves, 24 de enero de 2013

El fin de una etapa


Hoy ha sido mi último día en el centro donde he realizado las prácticas, hoy mi última mañana allí después de tres enriquecedores meses. Me ha dado mucha pena despedirme, ese “Rocíoo no te vayas por favor” repetido me ha llegado al alma de verdad y aunque iré de visita no será lo mismo, han sido muchos días, muchos momentos divertidos y muchos momentos complicados.

Me he vuelto a reafirmar a mi misma que la sociedad (en general) tiene un concepto de la discapacidad equivocado y que aún quedan mucho camino por recorrer. He tardado en aceptar que las cosas allí no son tan idílicas como yo desde fuera había imaginado, ¿será mi versión de recién licenciada? (aunque ya haga casi dos años que acabé la carrera 0_0), ¿será mi idea utópica de que las cosas serían mejor de otra forma? ¿Será mi experiencia con algo parecido que me dice que hay cosas que podrían ser diferentes? ¿Que podrían hacerse mejor? No lo sé, lo que sí tengo claro es que conociendo a estos chicos, viendo sus capacidades y sabiendo con certeza sus posibilidades deberían tener más opciones de las que ahora disponen. Sé que es muy fácil hablar desde fuera (aunque yo también he estado dentro) pero ojalá si en un futuro trabajo en un sitio parecido no me deje llevar por la cotidianidad, por la rutina y no deje de seguir pensando opciones nuevas para crecer, para formar, para conseguir un futuro independiente, un futuro justo para todos.

He aprendido infinidad de cosas, sobre todo de ellos, de su carisma, de su naturalidad, de su alegría, de sus miedos, de sus enfrentamientos, de las ganas de bailar, de cantar, de jugar, de reír y de aprender. Se acaba una etapa y comienza otra donde tengo que recuperar cosas que había dejado un poco apartadas y donde otra vez la inseguridad y lo incierto de mi futuro laborar vuelve a aparecer en mi vida pero cada vez tengo más claro que ojalá me lleve por este camino.

Y os dejo con esto: Mejor que mil campañas

sábado, 19 de enero de 2013

Pequeños Placeres...

Hoy he ido a una comida con las amigas de juventud de mi madre. Una comida de recuerdos y risas, de volver a los 19 años de 9 mujeres encantadoras, de enterarme de algunos secretos románticos de mi padres, de saborear cada plato y cada conversación mantenida. Hoy he disfrutado de un pequeño gran placer al haber compartido ese trocito de felicidad con mi madre que de otra forma no hubiera sido posible. 

sábado, 5 de enero de 2013

Queridos Reyes Magos...


Querido Reyes Magos, creo que me conocéis bien, siempre ha quedado claro que el día de reyes era mi favorito de todos los días de año. La ilusión mezclada con el miedo y el nerviosismo me dejaban dormir poquito esa noche (y a mis padres tampoco) y entrar al salón y ver los regalos era una sensación indescriptible (aunque hay vídeos caseros que la muestran un poco). 

He crecido, ya los siete años quedaron atrás y aunque los años hacen que la ilusión se difumine un poco he de decir que sigo creyendo en vosotros y que cuando el otro día le pregunté a mi madre qué quería para los reyes y ella me dijo que volver a andar lo tuve claro. Mi madre se merece también seguir creyendo en vosotros, ese es su deseo, su deseo de verdad, también es el mío aunque a decir verdad yo voy a copiar mi deseo de la carta del año pasado y voy a seguir pidiendo vida, pidiendo salud, pidiendo años y años de seguir juntos y felices.

Espero que seáis buenos con nosotros, nosotros lo hemos sido mucho este año (creo).

Feliz noche de reyes a todos, que la magia de la ilusión os inunde un año más.